Enfermedades autoinmunes: ¿Qué podemos hacer?

Todos hemos oído hablar alguna vez de las enfermedades autoinmunes y casi todos conocemos a alguien que tiene alguna, diabetes, psoriasis, tiroiditis, artritis… Hay más de 80 enfermedades de este tipo categorizadas, pero ¿sabemos que es una enfermedad autoinmune? 

Es una afección por la que el sistema inmunitario del cuerpo ataca los tejidos sanos propios porque los confunde con tejidos ajenos. Puede atacar cualquier órgano, lo que hace que sea de mayor o menor gravedad, La mayoría de las enfermedades autoinmunes producen inflamación y síntomas inespecíficos como cansancio, dolor muscular, y problemas de la piel, problemas de digestión… Algunas son muy graves y otras no tanto.

Según datos de un estudio de 2018 casi el 14% de la población de 55-64 años en nuestro país tiene alguna enfermedad autoinmune y además son más comunes en mujeres. Se cree que es porque la mujer experimenta 3 transiciones endocrinas durante su vida: adolescencia, embarazo y menopausia, demasiadas ocasiones para la pérdida de equilibrio. También es frecuente que se presente en varios miembros de la misma familia, ¿existe un componente genético?

Es la plaga de nuestros tiempos, o una de ellas, ¿por qué nuestro organismo se vuelve loco y ataca nuestros propios órganos? ¿qué lo desencadena? ¿por qué dicen que vienen siempre de 3 en 3 o incluso más? ¿podemos hacer algo para evitarlo?

Hay algunas circunstancias comunes en las enfermedades autoinmunes: inflamación crónica, estrés oxidativo y pérdida de autotolerancia. Existe una disfunción del sistema inmune que conduce a una pérdida de tolerancia a los autoantígenos, hay mayor cantidad de autoanticuerpos y de mediadores de inflamación.

¿Que desencadena una enfermedad autoinmune?

Predisposición genética: hay enfermedades autoinmunes caracterizadas genéticamente, algunas con más de 100 genes, y en algunas además son comunes, lo que explicaría que cuando ya tienes una se acaba desarrollando más a lo largo de la vida.

Factores ambientales: polución, metales pesados, pesticidas, todo ellos aumentan el estrés oxidativo.

Infecciones previas (virus de Epstein Barr, virus del Herpes…): parece ser que haber tenido este tipo de infecciones es un factor de predisposición. Es por ello que en las analíticas el médico a veces pide serología de algunos de estos anticuerpos para estos virus. Algunos de ellos quedan latentes en nuestro organismo, se relaciona el virus de Epstein barr con la hepatitis autoinmune y el de herpes con Hashimoto, ya empieza a haber varios estudios al respecto.

Alimentación: cuando existe un exceso de ultraprocesados, azúcares, alimentos con elevado índice glucémico, sal, gluten. Ya son muchas las voces de los científicos que se alzan a favor de una dieta cada vez más natural y más mediterránea, para todo, no solo para las enfermedades autoinmunes.

Disbiosis intestinal: problemas de permeabilidad intestinal, intolerancias.

Falta de sueño de calidad, estrés: existe un estudio en 85000 personas que resalta el aumento de riesgo para autoinmunes significativamente en personas con problemas de sueño. La reducción en el tiempo del sueño y el cansancio están claramente vinculados a un componente pro-inflamatorio.

¿Qué podemos hacer?

Detectar los desencadenantes y mantenerlos bajo control: sobre todo si sabemos que tenemos una predisposición genética. No hace falta un análisis genético, podemos sospecharlo si hay más casos en nuestra familia o si ya tenemos un diagnóstico de enfermedad autoinmune. Y sabemos que es frecuente desarrollar más de una, hay que ponerse manos a la obra.

Detectar intolerancias alimentarias: suele haber problemas con el gluten, incluso con la lactosa, hay que saberlo para tomar medidas.

Detectar disbiosis intestinales: parámetros como análisis de microbiota, permeabilidad intestinal, calprotectina, zonulina sería interesante conocerlos si padecemos algún síntoma relacionado sino tomar prebióticos y probióticos de calidad por temporadas puede ayudar.

Serología de virus silentes: como Herpes o Epstein Barr.

Marcadores bioquímicos: como los anticuerpos antinucleares ANA, cortisol, ACTH, Anticuerpos antitiroglobulina, anti TPO (microsomales), alergias a metales, cd 3 y más parámetros específicos que se detectan mediante analíticas.

Tratamiento de enfermedades autoinmunes

– El que prescriba el médico. Si ya está instaurada la enfermedad autoinmune, pero podemos hacer mucho más para, por un lado, convivir con la enfermedad de la mejor manera y al mismo tiempo procurar evitar que se desarrollen otras.

– Falta de sueño, estrés , todo está íntimamente relacionado: conocer técnicas para un buen descanso, mindfulness, yoga, meditación… Existe un estudio curioso del impacto de la intervención mente-cuerpo en 72 personas con artritis reumatoide y depresión que hicieron yoga durante 8 semanas mejoraron los marcadores antiinflamatorios sistémicos bajaron parámetros como la interleukina6, la PCR, IL17, TNF (factor de necrosis tumoral). Existe también otro estudio de pacientes de esclerosis múltiple que concluye que mejora la calidad de vida de estos pacientes.

– Actividad física: se ha demostrado segura para la mayoría de enfermedades autoinmunes y se ha comprobado que mejora los parámetros analíticos

– Evitar dietas con ultraprocesados, azúcares, grasas trans en enfermedades autoinmunes como la tiroiditis de Hashimoto. Por ejemplo la alimentación rica en determinados nutrientes o suplementación en vitamina D, A, B,C, minerales como el zinc, hierro, magnesio, selenio, yodo, omega 3 es muy beneficiosa.

Suplementación

Comer sano, hacer ejercicio, dormir bien, estar relajado…. uff a veces todo eso es imposible. La vida que llevamos no nos lo permite, hace falta una suplementación para conseguirlo:

Vitamina D: la hormona vitamina relacionada con la inmunidad, casi todos necesitamos una suplementación. Hoy en día existen autotest para medir el nivel de vitamina D que tenemos y si es necesario suplementación diaria preferiblemente con k2 y magnesio. Parece que la suplementación diaria tiene mejores resultados que la suplementación masiva mensual.

Omega 3: 1 gramo diario está demostrado que tiene acción antiinflamatoria entre otros muchos beneficios (ver omega 3).

Selenio: muy importante en tiroiditis de hashimoto ya que reduce significativamente los niveles de autoanticuerpos tiroideos.

Antioxidantes, vitamina A, Zinc, té verde.

Plantas antiinflamatorias como la Curcuma y la Boswelia.

Fibra como almidón resistente, prebióticos, probióticos y glutamina: todos ellos mejoran la permeabilidad intestinal.

– Suplementos para mejorar el descanso nocturno con melatonina, valeriana, pasiflora, melisa.

– Plantas adaptógenas para el control del estrés diario como la Rhodiola o la Ashwagandha durante el día.

Las enfermedades autoinmunes no tienen cura, pero tienen tratamiento médico y se pueden controlar, incluso se puede conseguir una cierta remisión. Cuanto más pongamos de nuestra parte modificando nuestros hábitos mejor. Ejercicio, descanso, relajación y buena alimentación son la mejor ayuda. Pero el cambio es para siempre, son enfermedades crónicas con las que conviviremos y debemos modificar nuestro estilo de vida para que tengan el menor impacto posible. Y evitar que la vida nos sorprenda más adelante con otra enfermedad autoinmune con la que no contábamos.

Tranquilidad y buenos alimentos. Y si tenéis dudas sobre la suplementación venid a vernos.

BIBLIOGRAFIA

Estadísticas enfermedades autoinmunes 2018

Trait mindfulness and wellness en multiple esclerosis

The role of stress in the mosaic of autoimmunity: An overlooked association

The importance of nutritional factors and dietary management of Hashimoto’s thyroiditis

Abordaje integrativo de las enfermedades autoinmunes. Dra Monteleone. Salengei

Tengo permeabilidad intestinal que puedo hacer

Foto de Kaylee Garrett en Unsplash

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